Esto significó un gran cambio en varios aspectos de mi vida, y en esta ocasión me referiré al tema musical, que aunque parezca raro decirlo, fue limitado, pero formo parte del vivir diario en las actividades del cuartel.
Más allá de las marchas militares, marineras y otras interpretaciones de la banda militar, existían dos grupos bien marcados en gustos musicales, los que venían de provincia con una especie de cumbia a la que llamaban "chicha", y lo limeños, fundamentalmente chalacos inseparables de la salsa.
Me encontraba fuera de ese rango, o en medio de ellos, según quieran interpretarlo. Hasta ese momento me mantenía siempre informado del rock, disco y principalmente breakdance, con la lista del Billboard lo más actualizada posible, pegado a la radio más que a la televisión.
Ya tenía un lugar para la gracia salsera desde el 81 (con lecciones de papá), pero con una mención especial en el 83 que me quedé estudiando en Lima y pasaba las noches escuchando una conocida emisora que en ese entonces solo reproducía salsas.
La chicha fue algo nuevo, pero de pasarlo día a día, tal como ese año me pasó con el trigo, llegué a disfrutarla y cantarla, y una de las que recuerdo con más emoción, junto con aquellos compañeros es "Antahuara", espero que ustedes también la disfruten.
Que se encuentren bien en el lugar en el que se encuentren.
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