"Dios, Patria", es de las máximas más citadas en la fachada y/o folletos de varias instituciones educativas, y otras, como en instituciones de inclinación militar/policial.
Estoy completamente de acuerdo en lo importante de enseñar y aprender a cultivar valores que nos ayuden a ser mejores, mejores alumnos, mejores vecinos, mejores trabajadores, mejores padres y esposos, mejores ciudadanos,..., en resumen: mejores personas.
El problema está a la hora de escojer que valores enseñar o cultivar y cuales tendrán prioridad sobre otros, en algunas ocasiones, estos se contraponen si no establecemos prioridades, me explico.
Liderazgo y empatía, un buen lider que no entiende el sentir de los demás, facilmente se convertirá en un tirano.
Fortaleza y buen humor, la persona de poder físico, podría tomarse muchas cosas demasiado en serio y quizá trate de enderezarlas con la propia mano.
Trabajador y hogareño, los padres trabajadores son excelentes proveedores para su hogar, pero podrían olvidar lo valioso de pasar tiempo con la familia.
Estoy seguro, de que ustedes piensan en otras posibilidades, refiriéndome a las dos primeras de este post, piense por favor un momento en esto ¿No se contradice el servir a Dios y a la Patria?, y si así fuese ¿Quién tiene prioridad?.
Dios pide que se le sirva con todo lo que tenemos, incluyendo nuestra vida, que para quienes creemos en él en realidad nuestra vida no es "nuestra",le pertenece a él, pero la Patria también exige la vida, obviamente no analizaremos toda situación posible, pero ¿a quién se la debemos dar?.
Y que hay cuando Dios nos pide respetar la vida ajena, incluso el sacrificar nuestra vida por los demás, incluyendo nuestros enemigos, mientras que la Patria nos pide que acabemos con aquelos considerados enemigos.
En lo personal las cosas son bastante claras, el problema viene cuando debemos y queremos inculcar valores en los demás sin aplastar su derecho a decidir.