Este miércoles poco antes de salir de clases escuché las explosiones de unas “camaretas”, pequeños petardos explosivos usados en días de fiesta. Mientras caminaba hacia la Plaza de Armas a solo media cuadra vi una multitud en ella mucho mayor a la habitual, así que me acerqué a curiosear un poco, y fui distinguiendo entre los adultos y fotógrafos a numerosos niñitos y bebés disfrazados de esqueletos, brujas, hadas, mostros y superhéroes.
Me recordó a un irreverente adolescente a inicios de los 80, que en parte por curiosidad y en parte su afición por las golosinas que aceptó atarse una especie de corona de las ramas de un árbol (lo siento, no recuerdo que tipo de árbol fue) e ir de casa en casa cantando:
¿Leyeron el libro “Todas las sangres”? Aún para los peruanos que no hallan leído esta obra de José María Arguedas, la expresión “todas las sangres” implica la gran mezcla de razas, culturas, costumbres, hábitos, creencias, idiosincrasias e intereses, de todas las cuales tenemos lo que hoy es nuestra sociedad cultural peruana.
A los habitantes autóctonos de estas tierras (que en realidad vinieron de otras tierras), se le unieron probablemente aún antes de la llegada de los españoles habitantes de la actual Oceanía o de Asia o de Centroamérica, prueba de ello son algunos hábitos, artefactos y objetos que también se usan en estas regiones, algunos de ellos llegaron quizá por aventura, por comercio o por escapar de lo que consideraban un peligro inminente.
Además de los saqueos y asesinatos, con los españoles llegaron sus creencias, hábitos de trabajo, organizaciones y leyes que a mayor o menor grado convivieron y se “acriollaron” (adaptaron) con las costumbres locales. No es de extrañar, tal como se lee en “Las Tradiciones Peruanas”, la existencia de la cultura mestiza, de los indios “españolizados” así como de españoles “aindiados”.
Luego la mano de obra fue el punto débil de la industria virreinal, así que trajeron mano de obra más barata (además considerada por la sociedad de aquel entonces como gente de menor categoría) lo que resulto en abrir los mercados “negreros”, a golpe de sangre y salpicado de mucho dolor llegaron a nuestras tierras nuevos términos, ritmos y sabores, que hoy en día tanto deleite para tratar de no recordar tan nefastos orígenes.
Posteriormente, en diferentes temporadas, en diferentes circunstancias y en diferentes regiones llegaron personas de los más variados lugares del planeta tales como chinos, japoneses, italianos, alemanes, ingleses, franceses, portugueses, croatas, árabes, judíos y otros grupos, que aunque minoritarios influyeron de alguna forma al menos en las zonas en donde establecieron residencia.
El avance de la tecnología y con ello la comunicación no enteramos de lo que ocurre en tiempo real al otro lado del mundo, sus costumbres, hábitos, fiestas y mucho más, y por diferentes razones (creo que principalmente económica) se promueve el uso de aquellas casi como propias, es así como llegó “Halloween”, que viajó desde tierras celtas por Europa, Norte América, Centro América, parte de Asia y llegó al Perú para quedarse.
En realidad aquí los peruanos ya tienen su “día de los muertos” pero un día después y el 31 de octubre se usa actualmente para el día de La Canción Criolla lo que ha generado una especie de “enfrentamiento” cultural entre “lo nuestro” y “lo extranjero”.

Sinceramente creo que hay dos cosas que muchos olvidamos:
Les confieso que nunca más volví a salir para “pedir limosna para nosotros mismos”, pero, me divertí mucho aquella noche, y con la “limosna” conseguida nos dimos un agradable banquete de dulces y gaseosa en la tienda de “la Wallpa” en el barrio de Santa Rosa.
Me recordó a un irreverente adolescente a inicios de los 80, que en parte por curiosidad y en parte su afición por las golosinas que aceptó atarse una especie de corona de las ramas de un árbol (lo siento, no recuerdo que tipo de árbol fue) e ir de casa en casa cantando:
Somos los angelitos
y del cielo venimos
para pedir limosna
para nosotros mismos
… ♪para nosotros mismos ♫…
y del cielo venimos
para pedir limosna
para nosotros mismos
… ♪para nosotros mismos ♫…
¿Leyeron el libro “Todas las sangres”? Aún para los peruanos que no hallan leído esta obra de José María Arguedas, la expresión “todas las sangres” implica la gran mezcla de razas, culturas, costumbres, hábitos, creencias, idiosincrasias e intereses, de todas las cuales tenemos lo que hoy es nuestra sociedad cultural peruana.
A los habitantes autóctonos de estas tierras (que en realidad vinieron de otras tierras), se le unieron probablemente aún antes de la llegada de los españoles habitantes de la actual Oceanía o de Asia o de Centroamérica, prueba de ello son algunos hábitos, artefactos y objetos que también se usan en estas regiones, algunos de ellos llegaron quizá por aventura, por comercio o por escapar de lo que consideraban un peligro inminente.
Además de los saqueos y asesinatos, con los españoles llegaron sus creencias, hábitos de trabajo, organizaciones y leyes que a mayor o menor grado convivieron y se “acriollaron” (adaptaron) con las costumbres locales. No es de extrañar, tal como se lee en “Las Tradiciones Peruanas”, la existencia de la cultura mestiza, de los indios “españolizados” así como de españoles “aindiados”.
Luego la mano de obra fue el punto débil de la industria virreinal, así que trajeron mano de obra más barata (además considerada por la sociedad de aquel entonces como gente de menor categoría) lo que resulto en abrir los mercados “negreros”, a golpe de sangre y salpicado de mucho dolor llegaron a nuestras tierras nuevos términos, ritmos y sabores, que hoy en día tanto deleite para tratar de no recordar tan nefastos orígenes.
Posteriormente, en diferentes temporadas, en diferentes circunstancias y en diferentes regiones llegaron personas de los más variados lugares del planeta tales como chinos, japoneses, italianos, alemanes, ingleses, franceses, portugueses, croatas, árabes, judíos y otros grupos, que aunque minoritarios influyeron de alguna forma al menos en las zonas en donde establecieron residencia.
El avance de la tecnología y con ello la comunicación no enteramos de lo que ocurre en tiempo real al otro lado del mundo, sus costumbres, hábitos, fiestas y mucho más, y por diferentes razones (creo que principalmente económica) se promueve el uso de aquellas casi como propias, es así como llegó “Halloween”, que viajó desde tierras celtas por Europa, Norte América, Centro América, parte de Asia y llegó al Perú para quedarse.
En realidad aquí los peruanos ya tienen su “día de los muertos” pero un día después y el 31 de octubre se usa actualmente para el día de La Canción Criolla lo que ha generado una especie de “enfrentamiento” cultural entre “lo nuestro” y “lo extranjero”.

Sinceramente creo que hay dos cosas que muchos olvidamos:
- Mucha de nuestra identidad peruana tiene raíces extranjeras, empezando por la música (que motivó la escritura de este post) y terminando con nuestra exquisita y variada comida que hoy se sirve por todo el globo.
- El origen de un día para el criollismo se inició pensando solamente en la cultura social de Lima y de los limeños, no así en toda la cultura peruana. Es muy probable que incluso se pretendiera colocar un freno a la expansión del pensamiento indigenista de aquellos años, en ese momento no existía la amenaza de las costumbres extranjeras.
Les confieso que nunca más volví a salir para “pedir limosna para nosotros mismos”, pero, me divertí mucho aquella noche, y con la “limosna” conseguida nos dimos un agradable banquete de dulces y gaseosa en la tienda de “la Wallpa” en el barrio de Santa Rosa.
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