Pero ¿Cuanto realmente se ayuda al planeta durante esa hora? La verdad es una ayuda simbólica al compararlo con las toneladas de contaminantes que de forma constante vertemos al medioambiente.
Para realmente decir que logramos algo, es preciso hacer cambios en nuestro entorno y tener una rutina diaria (y no cada tres o cuatro meses) de hábitos, como:
- Usar focos ahorradores (los auténticos) aunque esto requiere de una mayor inversión.
- Evitar los "standby" de los equipos eléctricos, o los mantenemos apagados o encendidos.
- Reducir al máximo el uso de combustibles fósiles (deriados del petroleo, carbón, ...).
- No uar el agua potable para regar los jardines.
- Cambiar el sistema de griferías para que solamente salga el chorro de agua cuando lo precisamos.
- Aprovechar hasta donde sea posible los deshechos orgänicos; empleándolo como abono, por ejemplo.
- Reciclar y reusar cuanto sea posible, por ejemplo, al imprimir por ambas caras antes de botar el papel.
- Evitar en lo posible los objetos no biodegradables.
Pero, si te preocupa el planeta y no deseas complicarte tanto, espera hasta la próxima hora del planeta, apagas unos focos y calma tu conciencia.
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