junio 29, 2013

El paquete de galletas

Esta es una de esas pocas historias que uno encuentra en la nube y valen la pena compartir, una historia que invita a reflexionar:

Una joven esperaba el embarque de su vuelo en un gran aeropuerto...
Como tenia una larga espera ante si, decidió comprarse un buen libro, y también se compró un paquete de galletas.
Se sentó lo mas cómodamente que pudo, y se puso tranquilamente a leer, dispuesta a pasar un buen rato de descanso.
Al lado de su asiento donde se encontraba el paquete de galletas, un hombre abrió una revista y se puso a leer. Cuando ella cogió la primera galleta, el hombre también cogió una.
Ella se sintió irritada por este comportamiento, pero no dijo nada, contentándose con pensar: “Que cara dura ”.
Cada vez que ella cogía una galleta, el hombre hacía lo mismo.
Ella se iba enfadando cada vez más, pero no quería hacer un espectáculo.
Cuando solo quedaba una galleta, pensó: “ Y ahora que va hacer este tarado? ”.
El hombre cogió la última galleta, la partió en dos y le dio la mitad. Bueno esto ya era demasiado…
¡Ella estaba muy enfadada! En un arranque de disgusto, cogió su libro y sus cosas y salió disparada para la sala de embarque.
Aún incómoda se acomodó en su asiento del avión, abrió su bolso y…¡NO! Con gran sorpresa descubrió su paquete de galletas intacto y cerrado ¡Se sintió tan mal! No comprendía como se había podido equivocar…Había olvidado que guardó su paquete de galletas en el bolso.
El hombre había compartido con ella sus galletas sin ningún problema, sin rencor, sin explicaciones de ningún tipo, mientras ella se había enfadado tanto, pensando que había tenido que compartir sus galletas con él… y ahora ya no tenía ninguna posibilidad de explicarse ni de disculparse…

En ocasiones nos amargamos rápidamente pensando que es la otra persona la que está mal para luego darnos cuenta que nosotros estábamos equivocado o peor aún, quizá ni nos damos cuenta de ello y pasamos el resto de nuestra vida que aquella persona cometió una injusticia con nosotros.
No nos amarguemos la vida tan fácilmente, quizá estemos errados.
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