agosto 16, 2010

Simulacro nacional: 3 años después del terremoto

EL 15 de agosto del 2007 es una fecha marcada con dolor y alegría, con esperanza y con dolor, una mezcla conflictiva de sentimientos, en la zona más afectada, Pisco, residen amigos muy queridos, incluso mi hermana, de quien solo tuve noticias el día viernes.
Ese viernes llegó mi padre de Lima, con la angustia de la probabilidad de tener que estar buscando entre los cadáveres, y aunque nos regocijamos al vernos sanos y salvos, sufríamos junto a quienes desenterraban a sus padres, hermanos, hijos y amigos.
Tres años después, el dolor no pasa, pero debimos volver a las actividades cotidianas, y eso ha distraído el corazón del dolor. Es cierto que algunos han olvidado, y creen que ya no volverá a suceder, y ven los simulacros como algo para ociosos, o quizá ocultan sus miedos tratando de evitar todo lo que les recuerde aquel día.
¡No es un juego! Si apoyamos ideas simplistas, como apagar la luz por una hora, preparémonos para un sismo por unos minutos. Quisiéramos que no llegara a ocurrir, pero el querer, no siempre es poder.